Ebrima Darboe, del tráfico de personas al Olímpico de Roma

Ebrima Darboe, del tráfico de personas al Olímpico de Roma

Hace cinco años más de un millón de personas cruzaron las fronteras para llegar a Europa, señala un artículo de la BBC. Durante este lustro marcado por una de las crisis humanitarias y políticas más importantes de todos los tiempos, se han conocido numerosas historias impactantes. En la de este martes, el fútbol se presenta como la causa. Eso sí, seguramente sea el elemento menos importante de las siguientes líneas. Ebrima Darboe no olvidará este mes de mayo. El pivote de 19 años ha debutado en la Serie A, en la Europa League y hasta ya se ha ganado el puesto de titular en este tramo final de la temporada. Pero lo que nunca olvidará es el viaje que tuvo que sufrir en sus carnes hasta llegar a ser futbolista profesional y lo más importante, con el objetivo de ayudar a su familia.

 

Ebrima Darboe, dividido por los sueños

Nacido en Serekunda, la ciudad más poblada de Gambia, Darboe a sus 14 años tenía dos sueños. Uno de ellos, dedicarse al deporte rey. El otro, ayudar a su familia para sacarla de la pobreza. El segundo pesó más que el primero. Suficiente motivo que le llevó a iniciar una aventura ilusionante pero peligrosa, consciente de que podía acabar mal. Su objetivo inicial era ir a Europa pero la dificultad para conseguir la documentación provocó que Darboe y dos amigos suyos cambiaran el plan: Ir a Libia. Tras un largo recorrido de 3.500 km en autobús, llegaron a la parada deseada. ¿Fin de la historia? Ni muchos menos. Tan solo fue el inicio de un sueño con capítulos de pura pesadilla.

 

En el terror de la mafia y víctima de violencia

Lo que parecía un posible trampolín se convirtió en una trampa. El mediocentro acabó en un campo de refugiados, gestionado por la mafia y especializado en el tráfico de personas. Allí, sufrió varios episodios de violencia, tanto física como psicológica. En una situación tan extrema, había dos opciones: ser adueñado por el destino o ser el dueño de su destino. Adoptó por la segunda. Darboe se coló en un barco con dirección a Sicilia. Y así, lo que parecía un riesgo, fue el inicio de una nueva esperanza. Una esperanza que se reflejó en luz cuando fue integrado en tierras italianas en el SPRAR (Sistema de protección de ayuda al refugiado).

 

‘La elegida’ se cruzó en el camino de Ebrima Darboe

De altura 1,76 cm. De peso 50 kilos. Con todas las desventajas del mundo, Darboe aplicó más valentía a su aventura. En Rieti, decidió progresar con el fútbol. En un partido organizado por la Asd Young Rieti, apareció Miriam Peruzzi. Miriam, ese nombre hebreo que significa ‘la amada de Dios’ o ‘la elegida’, se cruzó en el camino del gambiano en forma de ojeadora de la Roma. Y a pesar de las desventajas físicas que tenía el chaval, Miriam vio algo en él que destacaba por encima de los demás.

“Ebrima era muy delgado, esbelto pero tiene una visión de juego por encima de la media. Es muy inteligente, se diferencia del resto en aspecto como la velocidad de juego, el primer pase, el juego limpio”…afirma Miriam Peruzzi en una entrevista con Gianluca Di Marzio.

Tal fue la confianza en el chico, que Darboe estableció un fuerte vínculo con la familia de Miriam. Sin padre desde hace 9 años, encontró a esa figura en el progenitor de la ojeadora.

“Mi padre le llamaba todas las noches para hablarle sobre táctica. Se volvían locos. Este aspecto fue importante para él. Cierto que en ese proceso de adaptación tuvo choques con mis padres, como en la diferencia de cultura, costumbres, hábitos o el tema religioso, pero se acomodó muy bien a Roma”.

 

 

No solo es historia, hay fútbol en sus botas… ¿Cómo juega?

Su impacto en este mes de mayo ha sido estratosférico. En una Roma que termina el proyecto de Paulo Fonseca, el de Mozambique deja un regalo para la temporada que viene al nuevo entrenador, José Mourinho. La irrupcción de Ebrima Darboe es incuestionable. Debutó ante la Sampdoria y a partir de ahí, su progresión en minutos ha sido ascendente, hasta hacerse con el puesto de titular en partidos ante equipos de gran nivel como el Inter o en el Derby della Capitale ante la Lazio, siendo pareja de Bryan Cristante en la zona de pivote. Además, desde que está en La Lupa, Darboe manda casi todo su sueldo a su familia, especialmente a su madre, que siguen en Gambia.

Así pues, Ebrima Darboe lanzó su vida como si fuera la moneda que lanza al aire un árbitro. A él le salió cara, pero otros se quedan por el camino con la cruz y olvidados en una orilla, en un mar o siendo objetos de mafias insaciables. Fue títere de estos últimos, sintiendo como manejaban los hilos de su vida. Escapó, firmando quizás la muerte. Fue consciente que nadie iba a leer su mensaje en ninguna botella ni nadie iba a escuchar su S.O.S. Pero por fortuna, y como un proyecto cinematográfico de Hollywood se tratara, la valentía se alineó con la suerte. Y una vez más, el fútbol, con un toque de scouting con un ángel llamado Miriam Peruzzi, se presentó como el elemento salvador de una historia única, que por desgracia, pocos pueden vivirla en una de las crisis humanitarias más importantes de la historia de la humanidad.

 

 

 

 

 

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